Experiencia de una maestra de primer grado. Entrevista realizada en marzo de 2015
La conducción de la escuela dice que se incluye
este feriado, que habrá que trabajarlo como efeméride, y ahí estábamos todos agarrándonos
la cabeza porque ¿cómo hacemos para llevar un tema tan complejo al aula? ¿A las
familias? Un tema tan complejo y tan cercano. Lo primero que uno piensa es: ¿qué les voy a
contar? Es lo primero que uno piensa: ¿que mataron gente? ¿que desaparecieron
gente? ¿voy a poner una persecución en la cabeza de un chico de 6 años?
Bueno, ahí, obviamente aparecieron un montón de
cuestiones, resistencias propias ante lo nuevo, la incertidumbre, pero también
se dio de empezar a buscar en conjunto los caminos.
Apenas nos empiezan a salir todas las
preguntas, desde la conducción nos fueron acercando propuestas de canciones, de
libros prohibidos, esto también era parte de lo que proponían el Ministerio de Educación.
O sea, no era algo que ellos habían inventado. Pero, para mí, lo clave fue
tener una conducción que te muestra. Te muestra y te cuenta. Y con la total
libertad de que uno como docente, de su grupo en particular, pueda proponer: “bueno,
de todo esto, yo voy a apuntar acá, según los proyectos que yo estoy trabajando
me gustaría apuntar acá. Los míos tienen dificultad para esto entonces yo
quiero ir por acá”. Entonces, todo esto acorde a los grupos.
Dentro del aula, cada maestro trabajó con
distintos cuentos que habían estado prohibidos. Esto de leer un cuento y ver
qué sienten ellos. Si es un cuento feo, que los hace sentir mal, qué les
produce. Siempre con preguntas abiertas. Qué les hace sentir. Previamente se habían
mandado notitas a casa. Eso también es importante.
Maestra Bárbara
Buenos Aires, entrevista 2015
Fragmento I
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